El período desde el nacimiento hasta los ocho años, y especialmente desde el nacimiento hasta los tres años, es un momento crítico en el desarrollo del cerebro del bebé.
Esto se debe a que los primeros años de vida sientan las bases neurológicas para el crecimiento intelectual hasta la adolescencia y la edad adulta.
Desde el momento de la concepción, las neuronas (células nerviosas) del cerebro se multiplican más rápido que cualquier otra célula del cuerpo de un bebé.
El rápido ritmo del desarrollo del cerebro del bebé continúa en la primera infancia: al nacer, el cerebro pesa el 25 por ciento de su peso adulto; al año de edad, el 50 por ciento; a los dos años, el 75 por ciento; ya los tres años, el 90 por ciento.
El cerebro de un adulto tiene más de 100 mil millones de neuronas, la mayoría de las cuales se formaron durante los primeros cinco meses en el útero. Investigaciones recientes sugieren que se pueden crear nuevas neuronas a lo largo de la vida, pero probablemente solo en cantidades suficientes para reemplazar las que han muerto.
Cada una de las neuronas del cerebro está conectada a aproximadamente otras 5.000. En general, cuantas más dendritas (ramas entre neuronas) y sinapsis (conexiones entre neuronas) tenga el cerebro, mayor será su poder de procesamiento. Más caminos significan que la información puede viajar de varias maneras, abriendo la puerta a un pensamiento más rápido y complejo.
Esto es cierto en el adulto, pero no en el bebé. El cerebro de su bebé en realidad tiene más sinapsis que el suyo, pero solo porque no ha pasado una etapa importante del desarrollo, conocida como poda, en la que el cerebro elimina las conexiones neuronales innecesarias en aras de la organización y la eficiencia.
«Úsalo o pierdelo»
El proceso de poda es ilustrativo de la alta plasticidad (adaptabilidad) de los cerebros jóvenes, que son literalmente esculpidos por los entornos en los que se crían. Las pruebas científicas de cómo exactamente la experiencia da forma al cerebro ha llevado a la teoría de los «períodos críticos»: períodos de tiempo específicos en los que debe ocurrir la estimulación, o se perderá la oportunidad de desarrollar un funcionamiento normal.
En un experimento ahora clásico, los gatitos con los ojos vendados durante varios meses después del nacimiento no pudieron ver correctamente una vez que se les quitaron las vendas. Sus cerebros no habían tenido la oportunidad de desarrollar las vías neuronales necesarias para procesar la información visual. Asimismo, a los bebés con cataratas se les debe extirpar dentro de los primeros meses de vida o sufrirán una discapacidad visual permanente.
Nada es más desastroso para el desarrollo del cerebro del bebé que la falta de estimulación.
Del mismo modo, un exceso de estimulación adecuada producirá un circuito neuronal mejor que el promedio.
En un estudio, los cachorros de rata se colocaron en uno de dos entornos: uno «enriquecido» lleno de juguetes y obstáculos, o uno «empobrecido» y vacío. Después de 80 días, se descubrió que las ratas que habían sido estimuladas tenían cerebros con una corteza cerebral más pesada (la parte del cerebro que controla la memoria y la percepción), neuronas más grandes y redes dendríticas más intrincadas.
El mismo principio se aplica al desarrollo del cerebro del bebé en los seres humanos. Los científicos han descubierto, por ejemplo, que ciertas áreas del cerebro son más grandes y más desarrolladas en los niños que tocan instrumentos musicales que en los que no lo hacen. Estos incluyen el cerebelo, que procesa el ritmo y la sincronización, y el cuerpo calloso, que actúa como conducto para la comunicación entre los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro, algo vital para los músicos que coordinan sus manos derecha e izquierda.
Darles a los niños un Estimulación Temprana.
Las iniciativas educativas de Estimulación Temprana o también conocida como Estimulación Oportuna para niños, están produciendo beneficios cognitivos y emocionales cuantificables en los niños, beneficios que pueden durar hasta la escuela media e incluso secundaria. Algunos de los programas Estimulación Temprana, que se centran en ayudar a los niños desfavorecidos, han producido aumentos en el coeficiente intelectual equivalentes a ocho puntos de coeficiente intelectual. En general, entre más rápido se tenga una intervención de Estimulación Temprana, se tendrán más efectos significativos y duraderos. Se ha demostrado que los programas Estimulación Oportuna de día completo para bebés producen ganancias en el coeficiente intelectual que duran hasta la adolescencia.
La pregunta es: ¿por qué limitar esos programas a los niños desfavorecidos?
Esperar hasta la escuela para comenzar a proporcionar un estímulo intelectual constante a un niño no es un desastre. Pero al hacerlo, perdemos una oportunidad única de mejorar el desarrollo del cerebro del bebé, es por ello que Kids Colors ha desarrollado una infinidad de productos para estimulación temprana y están al alcance de profesionistas de la salud infantil así como padres preocupados por sentar las bases de sus hijos para el futuro de nuestra sociedad.
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